Una instantánea del Año 2050
El cambio climático
disminuirá dramáticamente la producción vitícola en las hoy
principales zonas productoras de vino en 2050.
El cambio climático tiene el potencial de
impulsar desplazamientos en la producción vitivinícola que afectarán
fuertemente a los ecosistemas mediterráneos.
El Vino y el Cambio Climático, año
2050
Las zonas aptas hoy para viticultura disminuirán
del 25% al 73% en las principales regiones productoras de vino para el año
2050.
Zonas actualmente no aptas para
viticultura se proyectan para convertirse en adecuadas en el futuro,
fundamentalmente regiones del norte que hoy por su bajas temperatura no
son muy idóneas para la maduración del vino.
El cambio climático impactará directamente en las
especies y los patrones de producción agrícola, siendo la viticultura altamente
sensible al clima y a la subida de temperaturas.
Las regiones
vinícolas nunca serán la misma de no actuarse contra los efectos del
cambio climático.
Regiones vinícolas Año 2050
En rojo prevé
declive.
En azul. Zonas
actualmente no aptas para viticultura, se proyectan para convertirse adecuados
en el futuro.
En verde áreas
vinícolas, que permanecerán adecuadas.
Avances del
CSIC en el cultivo de la Vid para afrontar el Cambio Climático
El Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) avanza en la investigación de
nuevas técnicas de cultivo para la obtención de variedades de vid más
resistentes y mejoradas genéticamente, con el objetivo de afrontar los retos
del cambio climático y lograr una producción sostenible.
Viñedo
en zona semidesértica en el sur de España
Los últimos
estudios llevados a cabo el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas apuntan a que el futuro de la vitivinicultura pasa por
adaptarse a las nuevas condiciones de crecimiento asociadas a un aumento de la
concentración de CO2 atmosférico, de la temperatura y de la sequía, lo que
puede provocar la aparición de nuevos patógenos y plagas.
En este
sentido, son varios los institutos del CSIC que han abierto líneas de
investigación sobre el cultivo de la vid para dar respuesta a estos desafíos,
mediante técnicas de cultivos in vitro, en invernaderos-cámara o herramientas
de mejora genética.
Uno de los
estudios más destacados es el desarrollado por el Instituto de Recursos
Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS) que, junto al Instituto de
Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (IIAG) y la Misión Biológica de
Galicia (MBG), es pionero en la aplicación del cultivo in vitro. El IRNAS ha
testado la tolerancia de plantas de vid silvestre y variedades de vid
cultivadas frente a altas concentraciones de caliza o cobre en el suelo.
Asimismo ha aplicado con éxito una técnica que combina el cultivo in vitro con
temperatura de 38ºC (15ºC por encima de lo habitual en esta técnica de cultivo)
para sanear viñedos virosados de las variedades Zalema, Pedro Ximénez, Palomino
y Garrido Fino.
“Actualmente
estamos realizando varios tipos de estudios. Uno de ellos, se centra en ensayar
diferentes combinaciones entre iluminaciones azules y rojas, emitidas por
lámparas tipo LED, con diferentes intensidades para optimizar las condiciones
lumínicas del cultivo in vitro”, explica Manuel Cantos, científico del IRNAS.
El IRNAS
viene cultivando in vitro variedades de mesa (Superior Seedless y Malvasía); de
vino (Pedro Ximénez, Cabernet Sauvignon y Zalema); patrones para injertos; y 21
ecotipos de vid silvestre para lograr plantas sanas y homogéneas genéticamente.
“A partir de estas plantas desarrollamos ensayos de interés en viticultura como
la eliminación de las virosis, nuevas técnicas de propagación a gran escala o
la selección de vides tolerantes a la sequía, al someterlas a condiciones de
estrés hídrico”, añade Manuel Cantos.
En
colaboración con la Universidad de Vigo y de Santiago de Compostela, el CSIC ha
desarrollado, además, un protocolo de embriogénesis somática o asexual a partir
de anteras y ovarios de las flores en 6 variedades autóctonas gallegas de vid.
“Su caracterización ha supuesto un gran avance y abre las puertas para la
aplicación de estas técnicas biotecnológicas en la mejora de cultivares
autóctonos de vid”, aclara la Dra. Pilar Sánchez Testillano del Centro de
Investigaciones Biológicas de Madrid (CIB).
- Simulación en Invernaderos
Otra de las investigaciones
relevantes encaminadas a afrontar los retos del cambio climático es la que
desarrolla la Estación Experimental de Aula Dei (EEAD) que, en colaboración con
la Universidad de Navarra analiza los efectos en la producción y la calidad de
la uva de condiciones futuras de concentración de CO2 atmosférico. Según las
previsiones, en 2100 el dióxido de carbono alcanzará las 700 partes por millón
(ppm) —era de 280 ppm en el periodo preindustrial—, la temperatura aumentará
una media global de 4ºC y habrá una menor disponibilidad de agua en general y
para el riego de cultivos.
Estos ensayos se desarrollan en
invernaderos-cámara, que permiten simular las condiciones del clima previstas
para finales de siglo y compararlas con la situación actual, así como en
invernaderos de gradiente térmico, que han posibilitado conocer más detalles de
los efectos del cambio climático y de la radiación UV-B sobre los tiempos de
maduración y la calidad de la variedad Tempranillo.
· Mejora
genética y selección clonal
En esta línea trabaja actualmente el
Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICCV), que ha evaluado también el
efecto del aumento de la temperatura en la expresión génica de clones de la
variedad Tempranillo, seleccionando aquellos mejor adaptados. Los
investigadores del ICCV estudian, además, la secuencia genómica de una variante
del ácaro Tetranychusuricae, que ha aparecido en las zonas más
cálidas de la Península Ibérica y que resulta muy dañina para los viñedos. Con
estos estudios se conocerán las alteraciones genéticas que le permiten
parasitar la vid, diseñando así actuaciones de defensa frente a estas nuevas
amenazas.
El ICCV trata de comprender el
control genético de caracteres que son de interés en la generación de nuevas
variedades, así como en el desarrollo de tecnologías de secuenciación para
desarrollar procesos de selección más eficientes. Establecer estrategias
basadas en la mejora genética constituye una de las respuestas científicas a
los diferentes tipos de estrés que pueden afectar a la vid.
Las conclusiones de estos estudios se
recogen en la pionera exposición La vid, el vino y el CSIC. El
CSIC, que genera el 20% de la producción científica nacional, es la institución
con mayor porcentaje de transferencia de resultados al tejido productivo, tal y
como se corrobora en esta muestra multidisciplinar, que cuenta con la
colaboración de 9 bodegas: Terras Gauda, Vega Sicilia, Marqués de Riscal, Grupo
Estévez, Freixenet, Abadía da Cova, Borsao, Alto Moncayo y Lustau y la
Plataforma Tecnológica del Vino.
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